Un reciente informe elaborado en conjunto por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha revelado datos alarmantes sobre la situación de seguridad alimentaria en Colombia.

El estudio se basó en la incorporación de preguntas específicas en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV), que realiza mensualmente el DANE. El informe evaluó la capacidad de los hogares para acceder a la cantidad y calidad de alimentos necesarios para su salud y bienestar.

Los resultados muestran que el año pasado, aproximadamente el 5% de los hogares colombianos experimentaron inseguridad alimentaria grave. Esto significa que al menos una persona en estos hogares no tuvo suficiente comida durante todo el día debido a la falta de ingresos. Además, la situación empeora en las áreas rurales, donde la inseguridad alimentaria afecta al 33% de los hogares.

A nivel nacional, el promedio de inseguridad alimentaria de moderada a grave es del 28.1%, mientras que la cifra de inseguridad alimentaria grave es del 4.9%. En total, más de 15.5 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria en Colombia, y alrededor de 2.7 millones de personas sufren de hambre.

La situación es especialmente preocupante en la región de la Costa Caribe, donde se concentra la mayor parte de la inseguridad alimentaria. La Guajira encabeza la lista con un alarmante 59.7%, seguida de Sucre (47.9%), Atlántico (46.1%), Magdalena (45.3%), Chocó (43.2%) y Cesar (41.1%).

Si nos centramos en el departamento del Cesar, se observa que el 41.1% de los hogares enfrenta inseguridad alimentaria moderada, mientras que el 9.4% experimenta inseguridad alimentaria grave. Esto significa que más de la mitad de los hogares cesarenses están en una situación de vulnerabilidad alimentaria. Con una población total de alrededor de 1.3 millones de habitantes, aproximadamente 680,000 personas tienen un riesgo moderado en su seguridad alimentaria, y 40,000 personas pasan hambre diariamente.

Lamentablemente, estas cifras coinciden con los altos índices de desnutrición infantil en el departamento del Cesar, ubicándolo en el tercer lugar a nivel nacional, solo superado por La Guajira y Chocó.

Las causas subyacentes de esta tragedia social son múltiples. El alto desempleo y la alta informalidad laboral en el departamento han llevado a bajos ingresos, lo que afecta directamente el poder adquisitivo de los cesarenses y, en última instancia, su capacidad para acceder a alimentos de calidad.

Otra razón importante es la disminución de la actividad agropecuaria debido a la dependencia de la industria minera en las últimas décadas. El Cesar pasó de ser autosuficiente en la producción de alimentos a depender en gran medida de las importaciones para satisfacer sus necesidades alimentarias.

Estos datos alarmantes plantean un desafío urgente para el departamento del Cesar y plantean la pregunta clave que debe abordarse en la agenda política: ¿cómo mejorar la seguridad alimentaria en el Cesar y garantizar que todos sus habitantes tengan acceso a una nutrición adecuada?

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