Como toda una mafia se ha movido la campaña política de Cubita en San Juan. El chantaje, la intimidación y la violencia han sido el pan de cada día. A un lado quedaron las propuestas y el debate con ideas, abriéndose paso la imposición y los acuerdos bajo la mesa, acuerdos oscuros a espaldas de los Sanjuaneros, Cosa Nostra dirían algunos.

«O estás conmigo o estás contra mí». Chantaje puro y duro, o votas o te bloqueamos en el hospital y la alcaldía, o votas o te retenemos los pagos; en cada reunión, los contratistas de estas entidades deben movilizar a cierto número de personas, no importa de dónde, lo importante es mostrar la campaña fuerte. Todo contratista debe tener en su casa la publicidad de Cubita y de Jairito Aguilar, bajo la vigilancia de personajes oscuros. Son comunes las constantes rondas que revisan si los contratistas están haciendo la tarea; de no cumplir con estos, hay consecuencias.

Son constantes los autoataques de la Campaña de Cubita, con el único fin de victimizarse y ganar la solidaridad del pueblo. Es irónico que quienes manejan la burocracia y los contratos hoy se muestren como independientes; la situación es preocupante. Se burlan del pueblo en la cara, porque siendo los verdugos, hoy se quieren mostrar como héroes.

El irrespeto hacia la oponente habla de la escasez de valores y de lo fácil que se puede mover la línea moral para su beneficio; aún cuesta entender cómo una persona que nunca ha hecho algo destacado en su vida profesional dice ser el dueño de la transformación. Un abogado que nunca ha litigado y no se le conoce frutos de su trabajo profesional. Un candidato que, luego de dos derrotas de manera continua, hoy se entrega ante una administración corrupta para obtener su apoyo. ¿A cambio de qué?

Es preocupante que de manera sistemática ataquen la campaña de su contendor; son constantes los videos donde se observa cómo personas son direccionadas únicamente para vandalizar la publicidad de la campaña de Moisés Daza. Lo que sí se palpa es un silencio rotundo contra estas acciones; el que calla otorga, dicen en los corrillos políticos del municipio.

Lo que sí queda claro es que Cubita está dispuesto a todo; el todo vale es la constante. Se renunció al debate de ideas y propuestas para concentrarse plenamente en el clientelismo, en violar los topes electorales descaradamente.

En un video que circuló en redes sociales se observa al desprestigiado Álvaro Álvarez, uno de los carroñeros de la campaña amarilla, junto al reconocido publicista Fabio Torres. En el video, el triple A como se hace llamar este personaje, haciendo gala de su ignorancia, anuncia la adquisición de quince mil camisetas para el cierre de campaña de Cubita y cinco mil camisetas adicionales para las Juventudes de esta campaña. El costo de semejante adquisición supera ampliamente los topes impuestos por el CNE. Configurando un delito electoral grave por si solo, sin contar las demás actuaciones registradas y documentadas en otras ocasiones.  

Qué descaro, ¿de dónde sale esta plata? ¿Quién paga esa cuenta? ¿Cómo recuperarán esa plata? Son las preguntas que nos hacemos. Los dineros que hoy se están invirtiendo en esa campaña, ¿cuánto deberá entregar Cubita si logra su cometido? Despierta San Juan, el mensaje es claro: los paganos de esta factura serán los recursos de los más pobres, la educación de nuestros niños o la salud de nuestro pueblo. Basta de tanto descaro, las señales son claras. Tienen empeñado a San Juan sin tener la credencial y quieren que el pueblo pague el compromiso para vivir como reyes.

Sabroso así…

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